lunes, 21 de marzo de 2011

Peripecias móviles (parte II)

¡Felicidad extrema! Llegamos justo a tiempo, después de ese suceso ya nada podía salir mal...
Encargué mis botitas sin mayores problemas, y me dijeron que iban a estar listas para el primero de abril. Estallaba de felicidad.
Luego nos dirigimos a nuestro segundo destino, que quedaba a unas pocas cuadras de la zapatería. En menos de veinte minutos ya habíamos llegado y sacado las fotocopias para Chinese Girl dentro de la universidad. Como yo tenía mucho hambre y todavía no se había hecho la hora de partir a mi tercer destino, decidimos ir a comer algo a un café de por ahí. Bendiciendo al menú ejecutivo, me comí una milanesa de pollo con puré; Mientras que Chinese Girl se pidió unas medialunas con jamón y queso. El menú incluía gaseosa y postre, pero estaba un poco ansiosa, lo que causó que se me cierre el estómago y no haya podido terminar la milanesa; Así que no hubo atisbo de pensar en ese postre.
Después de pedir la cuenta y pagar, tomamos rumbo hacia la línea B de subte, que haciendo combinación la dejaba a Chinese Girl en Once y a mí en San Martín.

A partir de ahí ya empecé a pasarla como el culo. Reitero mi no conocimiento de la movida subteril. Cuando Chinese Girl se bajó empecé a entrar en pánico levemente. Iba contando las estaciones, mirando para todos lados y, claro, también pispeando el cartelito que mostraba la red de subterráneos. Seis estaciones después me tocaba bajar, y hacer combinación con la linea D, para luego hacer dos estaciones más y combinar con la C.
Cuando bajé para hacer la primer combinación, apenas puse un pie fuera del vagón fui directo a preguntarle cómo se hacía eso al guardia que se encontraba ahí abajo. Mis exactas palabras fueron "¿A dónde tengo que ir para hacer combinación con la línea D?". Me respondió preguntándome a dónde deseaba ir, le expliqué, me miró con cara de desconcertado. Sin saber qué hacer, me mandó para arriba. ¿No era más fácil decirme que tenía que subir aquella escalera y ahí las flechas me iban a indicar? Por un momento temí haber hecho cualquier cosa. Ya sabía que iba a perderme, pero ¡no podía ser que fuera tan pronto!
Sin preguntar mucho por temor a que la gente se enterase que soy una boluda, encontré el camino y pude hacer la primera combinación de mi vida. Emoción total, una genia, algo sin precedentes, es claro que soy la reina del subte. Dos estaciones más, hacía lo mismo, y ya estaba. Sonaba fácil. Pero no.
En ese momento no lo sabía, pero me pasé una estación: terminé en el final de la línea D. Bajé y me propuse encontrar algún cartelito que me indicara, pero no encontré nada. Después de 5 minutos de dar vueltas me resigné y subí a la superficie, y ahí fue cuando entré en pánico. No sabía qué hacer. Le mandé un mensaje a él comentándole que estaba en la concha de la lora y que no sabía cómo carajo hacer para llegar, y me respondió que estaba muy cerca que blabla. ¡Sí! Palabras de aliento era lo que necesitaba. Con el llanto atragantado le pregunté a un kioskero cómo hacía con mi vida. Le dije que había hecho lío con las líneas de subte, que tenía que llegar acá, pero había llegado asá, y que cómo mierda hacía. Me respondió que caminando 3 cuadras por esa misma calle, llegaba a una boca de la línea C. ¡Felicidad extrema!

Una vez dentro del subte final pude tranquilizarme un poco. Apenas. Casi nada. Cuando salí y le comenté a él que lo había logrado, también le pedí que me fuera a buscar porque se me había consumido el intelecto por los nervios que había pasado. Oh gran reencuentro gran, pasamos unas hermosas horas juntos. Cuando se hizo la hora de volver me compró, sin mi consentimiento, una guía T. En ese momento me recibí oficialmente de forra-que-no-sabe-viajar. ¡Qué bien!
Le pedí por favor que me diga qué colectivo tomarme hasta Once, porque yo no podía enfrentar al subte de nuevo, no quería. El 5 me llevó hasta mi precioso Sarmiento, no sin antes que el incompetente del chofer se pasase cuatro cuadras por hacer caso omiso a mis deseos de bajar.

Ah, y me olvidaba. Llegué media hora tarde a la facultad.

3 comentarios:

El Pulpo dijo...

sep. definitivamente, sos un quilombo.

Besugos

Mica B dijo...

jajajajajaja, yo también me pierdo en el subte.

sofía dijo...

Pulpo: Ah uno nunca sabe, ¿vos decís?

Mica B: Dentro de un par de semanas tengo que ir a buscarlo al trabajo, espero que esta vez me salga bien!