viernes, 5 de noviembre de 2010

Federico V

Luego de la última pelea no detallada anteriormente; Hicimos las paces. Nos juntamos, compramos una docena de facturas y un cartón de leche Cindor, y nos fuimos a la plaza a comenzar nuestro festín. En lo que a mí respecta, creo que incluso cuando tenga 80 años seguiré tomando leche chocolatada. 
Pensé que estaba todo bien, que la pelea ya se había esfumado; O que por lo menos estaba en vías de. No recuerdo bien qué día fue, supongo que un jueves o un miércoles; La última vez que lo vi, fue el sábado de esa misma semana.
A todo esto yo seguía sin internet y él sin crédito, por lo que la comunicación era bastante escasa. Después de ese miércoles o jueves de "reconciliación", decidimos merendar el sábado. El día estaba espantoso y amenazaba con llover, por lo que cuando nos encontramos acordamos ir a un café (el cual era bastante pedorro).  

Cuando escribí lo de pedorro se me vino a la mente ¿Por qué fuimos a ese lugar tan pedorro y feo, siendo que solíamos ir a otro que nos agradaba más y que quedaba a la misma distancia de nuestro punto de encuentro? Lamentablemente me acordé . En realidad sí fuimos a nuestro lugar predilecto, sólo que el señor decidió que no íbamos a entrar porque había un muy amigo suyo sentado adentro. ¿Acaso le daba vergüenza mostrarme? Lo peor, es que me lo dijo. "Vayamos a otro lugar porque acá está sentado X con su novia Y". ¡¿Qué?! Creo que recibir 50 piquetes de ojos consecutivos me hubiera dañado menos que esas palabras. Acepté de mala gana ir a otro lugar, y así fue como terminamos en ese barsucho de cuarta. 

A eso de las 5 de la tarde, se largó el diluvio universal. Nosotros nos habremos ido a eso de las 6 ó 7, y todavía seguía lloviendo. Claramente no me iba a ir en colectivo, así que caminamos para buscar una remisería. No sé por qué no había ninguna abierta, así que caminamos hasta encontrar una que tuviera autos disponibles, y obviamente nos empapamos. El último beso que le di a Federico fue el sábado 26 de Junio, antes de subirme al remis.
El jueves de la semana siguiente, le pedí prestado a mi mamá su blackberry para poder hablar un rato con él. Apenas me conecté me habló. Después de la charla introductoria de siempre me dijo que me tenía que decir algo que unque le molestaba mucho tener que expresarlo por ese medio, debía descargarse porque no aguantaba más. Supongo que lo que sentí ya les habrá pasado a muchos, es indescriptible, algo así como que se te caiga el alma al suelo y después de 5 segundos vuelva a su lugar. Es cantado que después de tales palabras algo malo sucede, y no fue la excepción. Cuando me recuperé del shock, leí que debíamos dejar de vernos, porque él no se sentía cómodo conmigo. Entre la adrenalina que tenía y lo chiquito que era ese teléfono de mierda se me hacía imposible escribir. Lo único que se me pasaba por la cabeza es esto no está pasando, ¡esto no está pasando!. Le pedí que me explique por qué, qué era lo que le pasaba para sentirse incómodo conmigo, ¡no podía entender qué era lo que me estaba diciendo! ¿Incómodo? ¿Conmigo? Soy la mina más abierta que conozco, creo que podría haberse tirado un pedo o sacado un moco delante mío sin que yo me escandalizara en lo más mínimo; Tampoco le hacía minitaplanteos -ya que no éramos nada- ni nada por el estilo. ¿Celos? Olvidate; Carezco de ellos absolutamente. Realmente no entendía en qué carajo de forma se sentía incómodo conmigo (y nunca lo averigüé).
A continuación sucedió la explicación más incoherente que tuve el horror placer de leer, con lágrimas de bronca e intriga incluidas. Que él acababa de salir de una relación muy jodida, que no quería engancharse con nadie, que había sido un mal momento, que no se sentía cómodo, que nunca pudo terminar de soltarse y de ser él mismo conmigo , que blablabla. Nunca supo responderme qué era lo que lo hizo querer tomar esa decisión. Le dije que noté todo lo que me había dicho, pero que no podía entender por qué había sucedido; Que ni siquiera había llegado a conocerme y ya quería terminar todo, que tampoco me había dejado conocerlo a él. Creo que con Federico terminamos antes de empezar.
En ese momento no podía con mi angustia, estaba hecha un trapito por las incoherencias que me estaba diciendo. Y así terminó la conversación. Le dije que no quería ser su amiga, que no quería tener ninguna especie de contacto con él, que no me hablara por ningún medio existente en internet y/o telefonía celular.
Pero como no podía ser de otra manera, no terminó ahí.

4 comentarios:

efe dijo...

uh que payasín..
vos lo dijiste, terminó antes de empezar.. que chabón extraño.
opa, así que no termina ahí?
jaja con esto podés hacer más tomos que harry poter!

Pablo dijo...

No hay que insistir con gente cobarde, es lo único que puedo decirte... espero la 6ta entrega!

Beso

Lolita dijo...

¡Quiero saber cómo sigue! ¡Escribí, escribí!
Por lo general suelo saltear olímpicamente los posteos largos porque no me gusta leer en la compu. Pero me tragué de un bocado los "No te banco" del cero al cinco. Me encanta cómo narrás, y me encanta leer este tipo de historias, creo que ya te lo dije.
Ah, y el señorito éste, un histérico total. Hay que exterminar a todos los de su raza (?)

sofía dijo...

Payasín? Un pelotudo, fed. No fue largo, fue intenso (?) jajaja.


No hay que insistir con gente que tenga mambos más jodidos que los míos por lo menos, pabl. Jajaja


Ay lolit, me hacés ruborizar. Gracias por todos los halagos, son recibidos con gratitud.