martes, 23 de noviembre de 2010

De almacenes y moscos

Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre. ¡Oh jesús! ¿Acaso puede ser que tenga tanto hambre y tanta paja a la vez? Aunque creo que es más hambre que paja.
Bueno, en 5 me levanto a buscar algo de comer. Uaaaa, cómo cuesta vencer a la gravedad, puta madre.  

¡No puede ser esto! ¿Ni siquiera una galletita de agua para untarla con algo? A ver la otra alacena... Yo claramente no estoy pudiendo creer esto. ¡Creo que hasta mi perra come más seguido que yo! Y más sano. No tengo ganas de tomar solamente leche con nesquick, necesito algo sólido; ¡Alimento! Ni siquiera hay un poco de quesito, esto no puede ser. No estoy pudiendo con mi vida.
Bueno, fue, voy a comprar algo al almacén. Si ya me levanté de la silla puedo caminar tranquilamente dos cuadras... eeeh... sí, puedo. 

¡Oh changos! Carezco de capital para invertir en alimentos, tomaré prestado estos veinte pesos que me encontré tirados dentro de esta billetera. 
 Qué paja tener que calzarme, ¿no? Ya fue, no va a ser la primera ni la última vez que vaya descalza al almacén. 

Uh, a ver... una, dos, tres. ¡La puta madre! Son las seis menos veinte y tengo que estar a las seis en el gimnasio; Con toda esta gente estoy fácil hasta las diez. Qué viejo de mierda, yo no sé por qué carajo no contrata un empleado. ¿Qué te pasa pendeja pelotuda que mirás así?

Ah, dios. ¿Qué carajo de hora es? ¿SEIS MENOS DIEZ? ¡Y todavía este pelotudo no terminó de cortarle los 100 gramos de jamón crudo a la vieja esta del ojete! Quién carajo me manda a venir acá, esta sí es la última vez. Lo juro. 

¡Al fin! A ver, correte. ¿Qué quería comprar? Ah sí, galletitas de agua para que exista algo en la alacena, y un yoghurt con zucaritas para tener una merienda de campeones antes de ir al gimnasio. ¡Iuju! 

¿13? Tengo 20. Oh, no me puede estar sucediendo esto. ¿Qué carajo hace? ¿Eh? ¿Por qué me da dos pesos en monedas? En la cajeta me los meto, no traje nada con bolsillos. Por favor terminá de una vez, no podés estar dos minutos de reloj para darme un vuelto. A ver, sí, dejame a mí, yo meto todo en la bolsa. ¡Saque la mano!

Seis menos cinco, yo no lo puedo creer. Al pedo tengo un almacén a dos cuadras de mi casa, tardo lo mismo que yendo a un supermercado. 
Relajate.
Respirá hondo, resp-¡aaaaaaaaaaAAGH! Dddddddiugg, aaaaaaagh
¿Qué carajo tengo?
¡Ay! ¡NO! 
¿Qué es esto?
¿Una hormiga voladora?
¿CASI ME TRAGO UNA HORMIGA VOLADORA? ¡CASI ME TRAGO UNA HORMIGA VOLADORA! dddddddddddddddddddddd.

Esto me pasa por sorete.
ahgahghag.

6 comentarios:

Tom dijo...

Jajajajajajajajajaja
Jajajajajajajajajaja
Jajajajajajajajajaja
Jajajajajajajajajajae

Me morí.

sofía dijo...

Y no es la primera vez que me pasa. Por lo menos sé que proteínas no me van a faltar http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/article-174648.html

Tom dijo...

Te gustan los bichossssssss

Ailin dijo...

HAHAHAHAHAHA tomaré prestado estos veinte pesos que me encontré tirados dentro de esta billetera. Lindo Blogg

Lolita dijo...

No puedo parar de reír. Me encanta entrar acá porque cada vez que escribís algo siento que estás escribiendo lo que me pasa por la cabeza. Palabra por palabra. Al menos sé que no soy la única que putea mentalmente a todo el mundo en una situación así.

sofía dijo...

Gracias Ailin.


Puteamos mentalmente, bueno. ¿Vos también tragás bichos como yo?