sábado, 11 de septiembre de 2010

Pensamientos de sábado por la tarde

Todavía no me hago una idea de por qué queremos a alguien que no nos quiere -ni querrá- y por qué no queremos a alguien que sí nos quiere.
Es como una cadena, ¿no? Uno quiere a tal, tal quiere a tul, tul quiere a til; y así.
Bah, sería más fácil de explicar con otro ejemplo. Imaginate un círculo hecho de hombres y mujeres intercalados. Cada uno quiere al de la derecha. Fácil.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó la imagen del círculo humano, me acordé de algo que dijo Dolina: "El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar"
Estoy casi seguro de que esto no es cierto pero qué le importa la verdad a la poesía.
Yo creo que es solo una cuestion de gustos, yo en el círculo siempre tiendo a elegir la del frente, o la de la izquierda de última.

sofía dijo...

Me gustó, me gustó. Ya somos dos los rebuscados cuando se trata de elegir jaja.