Intérnenme

Encontrábame yo vacacionando en pinamar. Mi abuela, además de tener su modesto triplex bastante alejado del mar, también tenía dos departamentos a pocos metros de la playa, en los cuales yo me estaba alojando. Era salir, hacer dos pasos y que las olas te besaran los pies.

El día estaba espléndido, por lo que decidí ir a hacer un paseo. Sola. Me gusta hacer paseos sola. De repente me encontré con George, quien tenía una sombrilla de colores. Como yo sabía que a George le gustaba Zanahoria, iba a buscarla y la depositaba ahí con él, para que tengan relaciones debajo de su sombrilla. Esperé a que terminen, y una vez finalizado el asunto le dije a George de ir a pasear.

Hicimos unos pocos metros de caminata cuando me di cuenta que yo estaba sin la parte de abajo de la malla. Por suerte estaba toda toda depilada, así que no era una visión fea para la gente. Le dije que me espere, que solucionaba el tema e íbamos a caminar. Me dijo que me acompañaba, que no había drama; Así que los dos fuimos al departamento.

Allí se encontraba mi madre, quien empezó a darme recomendaciones para que no me pase nada malo. Literalmente nos tuvo dos horas, y jamás me preguntó quién era George, creo que ni siquiera lo vio por estar tan absorbida en su discurso. A todo esto George tenía una barba candado canosa, bien blanca.

Cuando finalmente nos liberamos de esa mujer, agarré a llave y nos fuimos; Pero mi amigo se tenía que volver a Buenos Aires. Yo me rehusé completamente, por lo que decidí encerrarlo en una pokebola. Al encerrarlo ahí, inmediatamente él aparecía en Buenos Aires, pero al liberarlo aparecía en pinamar. Cuando me di cuenta de eso me puse a jugar, abría y cerraba, abría y cerraba. Hasta que me aburrí.

Nos tomamos un colectivo, pero ese colectivo era de una línea que pasa por la esquina de mi casa. Estábamos en mi barrio, y George ya no era más George. Yo sabía que era él, pero había cambiado de apariencia y hablaba en portugués, creo que era brasilero. En el colectivo un hombre se me sienta al lado con intenciones de robarme, así que en la parada de mi casa nos bajamos y corrimos. Corrimos unos metros hasta llegar a los departamentos de pinamar, esos que estaban al lado de la playa.

Me pareció extraño, pero mi desesperación para que este hombre no nos robe era extrema, así que entramos a la casa sin hacernos muchas preguntas. El horror fue descubrir que ¡los ladrones ya estaban adentro! Así que dimos media vuelta para irnos. Muy precavidamente los encerré con sólo media vuelta de llave, para evitar que puedan meter su llave y salir.

Para cerciorarnos de ya no estar en peligro prendíamos fuego los departamentos. Yo dije ¡Pero son los departamentos de mi abuela! A lo que una persona respondió "bueno, pero se los ganó, asi que no pasa nada"