Bien, piba

Ayer, mientras meditaba profundamente flotando a 3 cm. por encima de la superficie terrestre, recordé un fortuito episodio mensajeril.
Hará cosa de dos o tres años atrás, una amiga me encargó arreglar unos asuntos con un individuo vía mensaje de texto. Era algo que tenía que ver con unas entradas para una fiesta, o similar. En general no me agrada tener contacto con gente que no conozco y que tampoco me interesa conocer, pero esta vez no pude rehusarme ya que ella carecía de crédito y a mí me sobraba.
Las instrucciones eran concretas: pedir una determinada cantidad de entradas y arreglar horario y lugar por donde pasarlas a buscar; Y luego hacérselo saber a ella. Mensaje enviado. A los pocos minutos recibo una respuesta no muy satisfactoria. Digamos que el individuo era un poco corto de mente y no me había asegurado ninguna de las cosas que yo le había preguntado; Por lo que decidí informarle este hecho a mi amiga.
"El pelotudo de fulano no me confirmó ninguna de las cosas que le pregunté, arreglate vos con ese boludo" fueron mis casi exactas palabras. Como el único mensaje que esperaba era su respuesta, abrí el mensaje que me llegó minutos luego sin mirar el remitente.
El mensaje rezaba "Me lo mandaste a mí."
 ¿Y les cuento lo mejor de todo? Ese individuo hoy por hoy es el novio de otra amiga.