Antes que nada, esta es mi entrada número 101. Y nada, eso.
Todavía no vuelta a Buenos Aires, pero ya sin amigas y en compañía de mi madre y mi hermana, haré uso de mi estado de persona de nula utilidad para la humanidad y comentaré brevemente en qué se van a basar las próximas entradas bloguiles de Me das urticaria.
Como se podrá imaginar, el material que tengo es demasiado abundante como para hacer un texto general y así mencionar casi sin detalle mis aventuras playeras, así que voy a dividir todo en secciones y contar lo que a mí me interesó de las vacaciones.
Dichas secciones se repartirán en:
- Amores playeros (como no podía ser de otra manera)
- La excelente comida (incluye bajón y meriendas como bonus)
- Amigos y no tanto (relatos de previas y prebos)
- Zoológico playero (increíbles especímenes avistados en la costa pinamarense)
- La policía y el alcohol
- Nuestra casa y las pocilgas
- 7 mujeres en una casa: crónicas de ropa, mugre y baño tapado.
- Turistas pinamarenses
- Robos y cosas prestadas
- Dormir (o no)
Quizás los cuente todos, quizás no. Quizás agregue más, quizás elimine algunos. Lo que sé es que recordar todo eso me hace un nudo en el estómago.
2 comentarios:
Felicitaciones, primero!
Leeeeeeeeeeeeejos el que más me coparía leer es el de la fauna turística de playa pinamarense!
Cuando hables de muchas mujeres y baños tapados tengo una anécdota de hace unos años en Cariló que es mortallll, pero nunca tanto como haberlo vivido.
Beso!
Gracias Pablo! Ya vendrá la fauna turística, aunque estas vacaciones fueron pobres en materia de horrores playeros.
Las anécdotas de baños tapados me matan, muero por írla.
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